Ser yo es un asco: Y ser un... vampiro?

"Ya sabes... pero no me perdería el baile contigo por nada, Mina"

Porqué ser yo es un asco:
1. Mis padres son unos bichos raros. Sí, ya lo sé, todos los adolescentes decimos lo mismo, pero yo tengo motivos. Mis padres son unos bichos raros chupasangres: ¡son vampiros!
2. Como si ir al instituto no fuera ya suficientemente malo, ahora encima tengo que asistir a clases de vampiros con un grupo de tíos raros que quieren beber sangre
3. Y, además, soy incapaz de terminar una frase cuando estoy en presencia de algún chico guapo (p.ej. Nathan, quien probablemente crea que sufro algún tipo de trastorno del habla).
4. Y no puedo contarle nada de esto a mi mejor amiga, Serena.
5. ¡Pero lo peor de todo es que ahora absolutamente Todo el Mundo va a enterarse de lo que ocurrió cuando mis padres me obligaron a decidir si quería convertirme en vampiro o no!
Por favor, no leáis este libro. ¡Qué vergüenza!

"Lo primero, espero que sea el último libro de vampiros que me leo en una temporada, porque ahora mismo estoy saturada, agotada, hasta la coronilla de los vampiros adolescentes, porque entro en una librería y lo primero que me encuentro es una estantería llena de los vampiros de moda. Pero después de una época de descanso volveré a los no-muertos (espero no caer en la tentación muy pronto)."

Esto lo escribí nada más acabarme este libro, y como ya os habréis dado cuenta no he podido cumplir mi propósito T.T. Ni lo cumpliré en un futuro.

La verdad es que este libro me ha gustado bastante porque tira por tierra algunos de los mitos más comunes y da un aire fresco a esta nueva moda juvenil.

¿Estáis seguros de que los humanos se transforman al ser mordidos por un vampiro? ¿O que todos son guapísimos y tienen muchísimo dinero? ¿De verdad les afecta el ajo, el agua bendita y las cruces?

Mina tiene que decidir: transformarse en vampiro o seguir siendo humana; seguir viviendo toda la eternidad con su familia o separarse de ellos; perder a su mejor amiga o conservarla; beber sangre o seguir comiendo brócoli; George o Nathan.
Demasiado que elegir y poco tiempo para ello.

Al ver el título (sin leer el subtítulo) nos podemos imaginar en libro sobre una adolescente que no soporta a sus padres y que no consigue ninguna cita decente con un chico. Pasamos al subtítulo y encontramos la palabra “vampiro”, ahora lo que yo imagino es una historia como la anterior y además con unos cuantos vampiros.
Y, ¿qué nos encontramos? Pues eso. La diferencia con los demás libros de este tipo es que los chicos (sí hay dos chicos ¿o tres?, como en todos) son humanos, de momento ningún vampiro. Pero ya puestos a llevar la contraria, podemos imaginar que en vez de ser el tío bueno el que se convierte en vampiro es el otro.
La decisión de Mina, en parte, depende de estos dos sujetos, aunque ella no quiera reconocerlo.
Pero lo bueno de estos libros es que los autores se las apañan para que todos acaben felices y coman perdices o beban sangre, según su gusto.